Durante noviembre y diciembre de 2020 la Asociación de Enseñantes con Gitanos ha estado trabajando a través de sus colectivos, un debate virtual el día 21/11/2020, y a través de la creación de un documento de síntesis alrededor de la temática del impacto del COVID-19 en los centros educativos con alumnado gitano.
Pasados el confinamiento del último trimestre del curso anterior (2019-20), el verano y la vuelta a las clases en el curso actual (2020-21), en la Asociación de Enseñantes con Gitanos han compartido la realidad que vive próxima al alumnado gitano y a sus familias a raíz de este terremoto social que está suponiendo la pandemia generada por el COVID-19. Si bien es cierto que su valoración no es el resultado de una investigación exhaustiva, sino fruto de la cercanía a los diferentes pueblos y barrios donde desarrollan su tarea -como personal docente, personal del ámbito socioeducativo, promoción o mediación- en coordinación con otras entidades del Tercer Sector, los puntos comunes de sus observaciones en nueve comunidades autónomas les permiten afirmar que las conclusiones a las que han llegado dibujan un panorama bastante completo del estado de la cuestión.
Han partido de la verificación del Decálogo que proponíanen el mes de junio de 2020 en su documento “La AECGIT ante la brecha digital y social en los contextos vulnerables y vulnerados (COVID-19)”. Querían que se tuviera en cuenta en los marcos normativos de los distintos territorios al afrontar la vuelta a las clases, para luchar por erradicar la brecha digital y social, porque no se puede volver a la normalidad de las desigualdades, porque el alumnado no puede volver a sentirse solo, porque para minimizar la pérdida de contacto humano que conllevó el confinamiento es preciso formular nuevas formas de acercamiento personal.
Aun en el mejor de los casos, es decir, cuando las Administraciones han planificado respondiendo a esos criterios deseables (bajar ratios para permitir grupos burbuja en el aula, aumentar el número de personal docente y de comedor, trabajar por ámbitos en los primeros cursos de la ESO, o con grupos internivelares en Educación Primaria, distribuir tabletas o portátiles tras registrar el alumnado con problemas de conectividad, poner en marcha recursos formativos para el profesorado o garantizar los cheques comedor para el verano…), se puede afirmar que esas medidas, siendo condición necesaria para revertir el impacto del confinamiento, no han sido suficientes. La realidad ha desbordado toda previsión.
Han quedado al descubierto las consecuencias de los diferentes presupuestos y estilos de intervención social, de comunicación con las familias, de acercamiento de los recursos. Se ha puesto sobre la mesa la heterogeneidad a la hora de afrontar la situación y de responder por parte del alumnado gitano y de sus familias (grado de absentismo). Las distintas formas de seguimiento y de relación con las familias están produciendo realidades distintas y efectos diferentes en los distintos tipos de población.
Por otro lado, se está produciendo un cambio metodológico cuyo impacto aleja a las personas del centro educativo, sobre todo al alumnado gitano en exclusión social, por la enorme regresión en las didácticas. Se está centrando la educación en los contenidos conceptuales y en su trasmisión en los pupitres (clase magistral, libro, ejercicios, trabajo individual, metodología pasiva y sin interacción) olvidando la implicación emocional, la educación en valores, la relación humana y cercana, la construcción de los saberes mediante la interacción en grupo, marginando las áreas que requieren movimiento y expresión artística… Y en medio de este retroceso no se ha reparado en la necesidad de pensar por dónde abrir brecha y tomar decisiones para reconstruir una escuela transformadora.
Descarga aquí el documento «Impacto del Covid-19 en los centros educativos con alumnado gitano”.
Fuente: www.plataformaong.org