Último informe de Save the Children España, «Infancia en reconstrucción. Medidas para luchar contra la desigualdad en la nueva normalidad” el cual incluye una serie de recomendaciones para que las administraciones desarrollen políticas públicas con una perspectiva de infancia.

La llegada del nuevo coronavirus SARS-CoV.2, o como hemos pasado a llamarlo, la Covid-19, supuso que el Gobierno tomase medidas sin precedentes para atajar la crisis sanitaria. Así, el 14 de marzo de 2020 se declaró en España el estado de alarma, con efectos inmediatos para toda la población, entre los que destaca la paralización de la economía como consecuencia del confinamiento. Tras tres meses marcados por la incertidumbre, en estos momentos de desescalada y de discusiones acerca de cómo enfocar la reconstrucción social y económica del país, es esencial valorar las acciones tomadas y definir las bases de una recuperación donde ningún niño o niña se quede atrás.
Si bien epidemiológicamente los niños y las niñas no han sufrido especialmente el virus (los síntomas han sido menos graves, las complicaciones menores), sí están –y podrían estarlo aún más– entre las principales víctimas de la crisis socioeconómica desatada por la Covid-19. La primera medida que se puso en marcha, incluso antes del estado de alarma, fue el cierre de colegios, con las implicaciones educativas, sociales e incluso alimentarias que supuso; además, fueron de los últimos colectivos en poder salir a la calle, estando totalmente confinados durante 40 días. Como era de esperar, el impacto de esta situación ha sido más grave en aquellos niños y niñas que viven en hogares más vulnerables.
Si desde las Administraciones Públicas no se ponen en marcha las medidas adecuadas, los niños y las niñas pueden ser también los más perjudicados por el impacto de la crisis económica consecuencia de la crisis sanitaria, como ya ocurrió con la crisis de 2008. Es esencial proponer medidas enfocadas a que esta pandemia no marque de manera irreversible el resto de las vidas de los niños y niñas más vulnerables.
En este informe se ha querido, por tanto, hacer recomendaciones para que las distintas administraciones desarrollen políticas públicas con una perspectiva de infancia. Para ello, no solo se ha basado en estudios cuantitativos sobre distintas dimensiones económicas y sociales, sino que además hemos querido trasladar las propias voces de niños y niños a estas páginas. Durante un mes, 55 niños, niñas y adolescentes de entre 8 y 17 años –participantes de sus programas en Andalucía, Catalunya, Comunitat Valenciana y Comunidad de Madrid– han trabajado y discutido sobre cómo quieren que sea esa nueva normalidad, cómo, desde su perspectiva y sus inquietudes, plantean las necesidades y cambios para el futuro. El futuro que viene es más suyo que nuestro, y desde Save the Children creen que tenemos el deber de escuchar qué es lo que recomiendan y esperan de esta reconstrucción.
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