Esta investigación surge después de haber estudiado y observado durante años cómo evolucionaba el fenómeno publicitario y, más concretamente, el fenómeno de los niños youtubers.

Es evidente que cada vez son más los canales de YouTube en los que los niños (y sus familias) están desarrollando diferentes modelos de negocio. Esto está provocando, por un lado, una creciente profesionalización de los menores que aparecen en esa plataforma y, por otro, la aparición de nuevos agentes, managers o agencias especializadas en estos canales, donde han encontrado un nuevo y lucrativo espacio para sus negocios.

También las marcas, parecen haber dado con un claro nicho de mercado a través de esos canales de los niños youtubers. Un gran negocio para agencias, agentes, marcas y familias pero, que ha llevado, en cierta medida al descuido de la protección de los niños, de los que emiten contenidos y de los que los reciben. No hay control sobre el tiempo que pasa un niño grabando videos, no se identifica claramente si las marcas están detrás de los productos que “promocionan” los influencers, no se suelen identificar adecuadamente los contenidos publicitarios, sino que la mayoría de las veces se presentan como contenidos de entretenimiento (pudiendo hacer caer en el engaño al menor que consume esos contenidos), etc.

Además, la falta de transparencia es destacable, en un ámbito donde el secretismo sobre cuestiones como cuánto dinero invierten las marcas en estos canales dirigidos a menores, o cuánto puede ganar un youtuber por subir un video determinado, es la nota predominante. Son muy escasos los datos e Informes sobre el consumo que los niños hacen de contenidos de influencers en redes sociales, los influencers niños y las marcas que invierten en estos canales en España.

Por todo ello creemos relevante realizar un análisis sobre estos temas para acercarnos más a la realidad de los niños influencers y la comunicación comercial que se realiza en estos canales. Todo ello a partir del análisis de videos concretos de niños influencers de España, Reino Unido y Estados Unidos en YouTube.

Creemos que con este estudio comparativo podremos comprobar: si realmente se cumple la normativa que regula este tipo de contenidos comerciales; si los videos son semejantes o si las diferencias culturales afectan a la forma en que los niños presentan los contenidos; si hay grandes diferencias de las que podamos inferir que en algunos países hay una mayor preocupación por proteger a la infancia de este tipo de contenidos, etc.

Dando respuesta a estas preguntas, estaremos en posición de poder dar pautas para mejorar todas estas cuestiones y hacer propuestas de buenas prácticas.

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Fuente: www.observatoriodelainfancia.es